Hola amigos amantes de la verdad,
disculpen por tenerlos abandonados, pero no se preocupen he vuelto con más
temas y ahora más seguido con el tiempo que tengo ahora que ya acabé la
Universidad.
La cita de hoy para reflexionar y
que desde hace tiempo quería hacerlo es sobre algo que vivimos día a día en
nuestras vidas, en nuestra familia, en nuestros amigos, en nuestros compañeros;
en el colegio, en la universidad, el instituto, el trabajo, etc. Me di cuenta
que el día a día que estamos viviendo con otros es una salvaje hipocresía.
Porque lamentablemente no podemos decir lo que pensamos realmente, menos en un
mundo sensible donde la verdad ha dejado de ser un fin para todos.
En mis 5 años de estudios de una
carrera profesional me he tenido que topar con todo tipo de gente metida en un
mismo salón. Amigos, compañeros y otros. Algo curioso es la paciencia que he
tenido para soportar a diferentes personalidades con las que he tenido que
convivir, pero algo que he mantenido hasta ahora es la convicción de no ser un
maldito hipócrita. Si algo les aconsejo hacer es que si tienen la libertad de
elegir decir lo que quieren, actuar como quieren sin hacer daño a nadie,
háganlo.
Me explico, si alguien no me cae
por razones argumentadas ¿Por qué saludarlo? Si se y veo que alguien tiene la
fama de ser un chupamedias y en realidad lo es y yo no comulgo con ese tipo de
personas ¿Por qué fingir que me cae bien? Es decir ¿Por qué tragarnos la
molestia, el fastidio de no soportar a ese tipo de personas? Si puedo evitarlos
e ignorarlos y dar a entender que no pasa nada conmigo. Es un ejemplo claro.
Lamentablemente si en el mundo (y
exagero) fuéramos del todo “sinceros” y “directos”, lo más probable es que nos
quedemos solos todos. Aunque no tiene que ser así si existe gente que piensa
igual a nosotros. Otro caso es el de aquellas personas que contigo hablan bien
y cuando no están contigo dicen pestes de ti, esos ya los conocemos, no hace
falta hablar de ellos.
En un mundo salvajemente
hipócrita donde todos tienen una máscara con una sonrisa, hay que cuidarse y
bien, porque detrás tienen el cuchillo listo y afilado para acuchillarte cuando
menos lo esperes. En fin, el caso para que reflexionen es que no seamos
hipócritas. No finjamos sentimientos, emociones positivas porque en realidad
sienten todo lo contrario. Expresen lo que realmente piensan. Sean libres de
decirle a alguien lo que piensan, no se lo guarden.
No es bueno para la salud
guardarse cosas malas y fingir que expresas cosas buenas. La vida es corta.
Desfoga lo “malo” que sientas y que tu corazón quede puro para los sentimientos
buenos. Como dije, nos cruzaremos con todo tipo de gente. Lo importante es la
tolerancia que tengamos sobre los demás qué es muy diferente a ser hipócrita.
Uno es el respeto a las opiniones e ideas de los demás (Eso no es malo, al
contrario). Lo segundo es fingir sentimientos positivos hacia una persona,
cuando en realidad son todos negativos (Eso si es malo).
Acabemos de apoco con este mundo
salvajemente hipócrita con un comportamiento diferente, sobrio, mesurado, pero
correcto, franco, directo. Les ha hablado el Colmillo y les deseo una bonita
semana.
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