domingo, 20 de diciembre de 2015

RENUNCIO


"La gente no renuncia a las empresas,
 renuncia a los malos jefes"



No, tranquilos amigos, no estoy renunciando a escribir en este blog que he dejado abandonado un buen tiempo. Esta palabra hace alusión a algo que todos hemos querido decir en algún momento cuando ya nos hemos rendido, cuando no encontramos solución alguna a nuestros problemas, pero este no es el caso.

Hace unos cuatro meses empecé la aventura del “trabajo” formal, en el cual entré a una empresa al área de imagen institucional, ya que es de mi profesión digamos el espacio para desempeñarme. Ahora bien, imagínense la típica labor de oficina en la cual se levantan temprano para alistarse, tomar desayuno, agarrar un transporte público repleto de gente en las mismas circunstancias que usted; estudiantes, colegiales, trabajadores de diversa índole, etc. Llegar antes de la hora y marcar en una máquina tu asistencia. Aguantar las 9 horas y media que dura la jornada laboral, con solo una hora de refrigerio y al final irse, volver a marcar la salida, buscar otro transporte público y regresar cansado a tu casa a comer, bañarse y echarse a dormir.

¿Pero cuál es elemento que le falta a todo esto? ¿La cereza a este hermoso pastel?: Un pésimo jefe o en mi caso una pésima jefa. Si, muchos sabrán de lo que hablo. Lamentablemente el mundo de ahora veo que está repleto de malos jefes por todos lados. Un mal jefe es una persona poca profesional que no sabe nada, no tiene nada que enseñar y maltrata a sus empleados, además de solo dar órdenes sin colaborar o trabajar en equipo, llevándose por supuesto todo el crédito.

Después de vivir todo eso en carne propia jamás me había sentido tanto en la necesidad de querer hacer algo diferente, convertirme en mi propio jefe. De buscar mi felicidad haciendo algo que me gusta y me sea remunerado por eso. En serio, sé que todos no podemos darnos ese lujo, pero acá entre nosotros ¿Qué nos impide buscar lo que en verdad queremos? Yo no me conformo con esa vida, hay otros que sí, pero no es este mi caso.

La cuestión es que nunca me había sentido tan bien en mi vida al decirle esa palabra a mi jefa de 70 años: RENUNCIO. No la soporto más, esta no es la vida que quiero, con un miserable sueldo, haciendo algo que si bien se le puede agarrar el gusto, pero en un nefasto ambiente laboral. Ahora, estoy felizmente desempleado y planificando el siguiente paso para este blog, así que prepárense para una gran sorpresa.

Como recomendación, yo soporté un tiempo en el trabajo porque no puedo negar que necesito el dinero y ahora estaré a la búsqueda de otro trabajo que me dé de comer, pero busquen por su cuenta lo que ustedes deseen hacer en realidad, no lo hagan si no lo quieren. No son un árbol, si no les gustan donde están, váyanse y busquen lo que quieren, persigan sus sueños. Yo lo haré, porque no me gusta, no me agradó para nada ese estilo de vida “laboral”.

Y recuerden amigos amantes de la verdad: “La gente no renuncia a las empresas, renuncia a los malos jefes”. Frase sacada de un muy buen artículo: 

Se los recomiendo, despidiéndome y deseándoles un buen día.

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