"La gente no renuncia a las empresas,
renuncia a los malos jefes"
No, tranquilos amigos, no estoy renunciando a escribir en
este blog que he dejado abandonado un buen tiempo. Esta palabra hace alusión a
algo que todos hemos querido decir en algún momento cuando ya nos hemos
rendido, cuando no encontramos solución alguna a nuestros problemas, pero este
no es el caso.
Hace unos cuatro meses empecé la aventura del “trabajo”
formal, en el cual entré a una empresa al área de imagen institucional, ya que
es de mi profesión digamos el espacio para desempeñarme. Ahora bien, imagínense la típica labor de oficina en la cual
se levantan temprano para alistarse, tomar desayuno, agarrar un transporte
público repleto de gente en las mismas circunstancias que usted; estudiantes,
colegiales, trabajadores de diversa índole, etc. Llegar antes de la hora y
marcar en una máquina tu asistencia. Aguantar las 9 horas y media que dura la
jornada laboral, con solo una hora de refrigerio y al final irse, volver a
marcar la salida, buscar otro transporte público y regresar cansado a tu casa a
comer, bañarse y echarse a dormir.
¿Pero cuál es elemento que le falta a todo esto? ¿La cereza a
este hermoso pastel?: Un pésimo jefe o en mi caso una pésima jefa. Si, muchos
sabrán de lo que hablo. Lamentablemente el mundo de ahora veo que está repleto
de malos jefes por todos lados. Un mal jefe es una persona poca profesional que
no sabe nada, no tiene nada que enseñar y maltrata a sus empleados, además de
solo dar órdenes sin colaborar o trabajar en equipo, llevándose por supuesto
todo el crédito.
Después de vivir todo eso en carne propia jamás me había
sentido tanto en la necesidad de querer hacer algo diferente, convertirme en mi
propio jefe. De buscar mi felicidad haciendo algo que me gusta y me sea
remunerado por eso. En serio, sé que todos no podemos darnos ese lujo, pero acá
entre nosotros ¿Qué nos impide buscar lo que en verdad queremos? Yo no me
conformo con esa vida, hay otros que sí, pero no es este mi caso.
La cuestión es que nunca me había sentido tan bien en mi vida
al decirle esa palabra a mi jefa de 70 años: RENUNCIO. No la soporto más, esta
no es la vida que quiero, con un miserable sueldo, haciendo algo que si bien se
le puede agarrar el gusto, pero en un nefasto ambiente laboral. Ahora, estoy
felizmente desempleado y planificando el siguiente paso para este blog, así que
prepárense para una gran sorpresa.
Como recomendación, yo soporté un tiempo en el trabajo porque
no puedo negar que necesito el dinero y ahora estaré a la búsqueda de otro
trabajo que me dé de comer, pero busquen por su cuenta lo que ustedes deseen
hacer en realidad, no lo hagan si no lo quieren. No son un árbol, si no les
gustan donde están, váyanse y busquen lo que quieren, persigan
sus sueños. Yo lo haré, porque no me gusta, no me agradó para nada ese estilo
de vida “laboral”.
Y recuerden amigos amantes de la verdad: “La gente no
renuncia a las empresas, renuncia a los malos jefes”. Frase sacada de un muy buen artículo:
Se los recomiendo, despidiéndome y deseándoles un buen día.
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