"Ninguna sociedad puede prosperar y ser feliz si en ella
la mayor parte de los miembros es pobre y desdichado".
Adam Smith
Hola amantes de la vida y la verdad ¡Vaya! Si que se
alteraron un poco las cosas con mi última publicación por el día del trabajador.
Al parecer creo que se tornó muy rojo. Si desean volver a verlo, he aquí el
link: (http://elcolmilloveraz.blogspot.pe/2016/05/el-trabajo.html).
Sin embargo, para que vean que no soy un terrorista,
comunista, revolucionario, marxista y otros apelativos relacionados a la
izquierda, escribiré sobre el capitalismo y sus beneficios o lo que podría
llamar el ideal de un sistema económico capitalista. Para esto requeriré citar al
filósofo, economista escocés: Adam Smith.
Para todos, creo yo, Adam Smith debe ser nuestro guía para
quizás el mayor dilema de nuestro tiempo: ¿Cómo hacer una economía capitalista
más humana y más significativa?
Él nació en Escocia, en Kirkcaldy, una pequeña ciudad
manufacturera, cerca de Edinburgh en 1723. Él era un estudiante muy trabajador
y muy cercano a su madre. En su infancia, fue brevemente secuestrado por los
gitanos. De adolescente, aunque perteneciente a la clase media, realiza una
gira por Francia con la joven aristócrata más grande de su tiempo, con quien
había entablado una estrecha amistad. Luego se convirtió en un filósofo
académico, escribió un libro importante sobre la importancia de la simpatía y
dio una conferencia acerca de la lógica y la estética. Tenía una sonrisa
encantadora. Su estudio era por lo general muy desordenado.
1. Especialización
Cuando se tiene en cuenta el mundo moderno del trabajo, dos hechos se destacan:
-Las economías modernas producen cantidades sin precedentes de la riqueza (para la élite).
- Muchas personas ordinarias encuentran el trabajo más bien aburrido y (una queja clave): sin sentido.
Los dos fenómenos están, de hecho, íntimamente relacionados,
ya que Adam Smith fue el primero en entenderlo a través de su teoría de
especialización. Él observó que en negocios modernos, las tareas formalmente
hechas por una persona en un solo día podrían ser mucho más rentables si se
dividían en más tareas que serían llevadas a cabo por múltiples personas a
través de oficios completos.
Smith aclamó esto como un desarrollo trascendental: él
predijo que las economías nacionales se harían más inmensamente ricas entre más
especializaran su fuerza de trabajo. Una señal de que nuestro mundo es ahora
más rico, Smith podría decirnos, es que cada vez que conocemos a un extraño, no
es probable que entendamos lo que hacen. La manía por títulos de trabajo
incomprensibles como Gerente de Logística de Suministro, Coordinador de
Envasado, Oficial de Comunicaciones y Aprendizaje – demuestran la lógica
económica de la versión de Smith.
Pero hay un gran problema con la especialización:
significado. Cuando los negocios son pequeños y sus procesos contenidos, un
sentido de ayudar a los demás está disponible. Pero cuando todo está
industrializado, uno termina como un pequeño engranaje en una máquina gigante
cuya lógica promedio es susceptible de estar ausente de las mentes de las personas
más abajo en la organización.
Una compañía con 150,000 empleados distribuidos a través de
cuatro continentes, haciendo cosas que toman cinco años desde la concepción a
la entrega, va a tener conflicto en mantener cualquier sentido de propósito y
cohesión. Así que Smith discierne que los jefes de las corporaciones
especializadas de la modernidad tienen por lo tanto una responsabilidad extra a
sus empleados: el recordarles de cuál es su propósito, rol y la dignidad
fundamental de su trabajo.
2. Capitalismo de Consumo
La época de Smith vio el desarrollo de lo que ahora
llamaríamos el capitalismo de consumo. Los fabricantes comenzaron a crear
bienes de lujo para una clase media que crecía. Algunos comentadores se
horrorizaron. El filósofo Jean-Jacques Rousseau deseaba prohibir el “lujo” de
su nativa Ginebra. Él era fan particular de la antigua Esparta y argumentaba que
su ciudad debería copiar su austera vida marcial. Violentamente en desacuerdo,
Smith le mencionó al filósofo suizo que el consumo de lujos de hecho tenía un
rol muy serio que llevar a cabo en una buena sociedad: generaba la riqueza
excedente que permitía a las sociedades cuidar a sus miembros más débiles.
Las sociedades de consumo, a pesar de su frivolidad, no permitían
que los niños y los ancianos murieran de hambre, ya que podían costearse
hospitales y ayudar a los pobres. Así que Smith defendió el capitalismo de
consumo con base de que hacía más bien por el pobre que sociedades devotas a
ideales altos. Dicho eso, Smith tenía algunas esperanzas fascinantes por el
futuro del capitalismo. Él no quería que se quedara atascado en el nivel
frívolo por siempre.
Él observó que los humanos tienen muchas necesidades “mayores”
que se encuentran fuera de la iniciativa capitalista: dentro de estas, nuestra
necesidad por educación emocional, de entenderse a uno mismo, de tener ciudades
hermosas y vidas sociales gratificantes. La esperanza del futuro es que
aprenderemos a generar ganancias importantes por ayudar a las personas de
maneras verdaderamente importantes y ambiciosas. Debidamente desarrollado, el
capitalismo no debería solo servir nuestras necesidades materiales básicas,
mientras nos emociona por comprar cosas frívolas. Debería hacer dinero de
bienes y servicios que entreguen una realización verdadera.
3. Cómo tratar a los Ricos
Entonces como ahora, la gran pregunta era ¿Cómo hacer que el
rico se comporte de buena manera hacia el resto de la sociedad? La respuesta
cristiana a esto fue: hacerlos sentir culpables. Mientras tanto, la respuesta
radical de izquierda era y sigue siendo ahora: el aumentar impuestos. Pero
Smith no estaba de acuerdo con los dos enfoques: los corazones de los ricos
seguirán probablemente siendo fríos, y los altos impuestos causarían
simplemente que los ricos abandonaran el país.
Él propuso que, contrario a lo que uno esperaría, no es el
dinero de lo cual los ricos se preocupan. Es el honor y respeto. Los ricos
acumulan dinero no porque sean materialmente tacaños, si no porque quieren ser
queridos y aprobados. Así que en lugar de imponer impuestos a los ricos, los
gobiernos deberían entender la vanidad que se encuentra en el corazón de los
ricos y sus motivaciones. Ellos deberían dar a los ricos gran cantidad de honor
y estatus – a cambio de hacer todas las cosas que estos narcisistas no se
molestarían en hacer normalmente, como fundar escuelas y hospitales y pagar
bien a sus empleados.
Tal y como lo pone Smith: "El gran secreto de la educación es dirigir la vanidad hacia los objetos indicados".
4. Educar Consumidores
Grandes corporaciones se sienten muy malvadas para nosotros
ahora, son los objetos naturales para culpar trabajos mal pagados, abuso
ambiental y productos repugnantes. Pero Adam Smith sabía que había un elemento
inesperado, y más importantemente responsable por estos males: nuestro gusto.
No son las compañías las que degradan el mundo principalmente. Son nuestros
apetitos voraces los cuales ellas meramente sacian.
Como resultado, la reforma del capitalismo se apoya en una
tarea que suena extraña, pero que es crítica: la educación del consumidor.
Necesitamos que nos enseñen a querer cosas de mejor calidad y pagar un buen
precio por ellas, uno que refleje la carga del trabajo en los trabajadores y en
el ambiente.
Una buena sociedad capitalista no sólo ofrece una elección a
los clientes, también seña a las personas a ejercitar esta elección en maneras
juiciosas. El capitalismo puede, como Smith sugiere, ser salvado elevando la
calidad de la demanda de los consumidores.
El estado económico del mundo puede parecer muy malo y muy
complicado, podríamos terminar colapsando en desesperación y pasividad. Adam
Smith se encuentra a la mano para brindarnos confidencia y esperanza. Su trabajo
está lleno de ideas acerca de cómo los valores humanos pueden reconciliarse con
las necesidades de los negocios.
El gran Smith merece nuestra atención constante porque él estaba
interesado en un problema que tiene una prioridad importante en nuestros tiempos:
Cómo crear una economía que es al mismo tiempo rentable y civilizada.
Les ha hablado el colmillo deseándoles un buen fin de semana.
Fuente: "La Riqueza de las Naciones" - Adam Smith
Fuente: "La Riqueza de las Naciones" - Adam Smith
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