lunes, 8 de febrero de 2016

QUÉ vs. CÓMO




"Sea como fuere lo que pienses,
creo que es mejor decirlo con buenas palabras"
William Shakespeare 


Hola amantes de la verdad, bienvenidos a un nuevo versus. Esta vez les hablaré de dos cosas que tenemos que tener muy en cuenta a la hora de decir algo. Muchas veces en una entrevista de trabajo, en una relación sentimental, de amistad, con la familia y demás tenemos que expresar nuestras ideas, sentimientos, pensamientos, opiniones y puntos de vista.

Pero cuál es el problema a la hora de hacerlo, que lo decimos mal o no lo decimos como queremos. A lo largo de la carrera que he estudiado aprendí que definitivamente es importante lo que se dice, el contenido, pero más importante aún es cómo lo digo, la forma. Para esto quisiera contarles una pequeña historia:

“Hace mucho tiempo en un reino lejano un rey muy rico que tenía muchas posesiones, súbditos, mujeres y todo lo que uno puede desear, mientras dormía tuvo un sueño, un sueño en el cual se veía a sí mismo en un espejo, cuando de repente se le empezaron a caer los dientes uno por uno, hasta que solo se quedó con uno. Inmediatamente despertó asustado e intrigado por el sueño, pues quería saber qué significaba. Para eso convocó a su mago y profeta personal para que le interpretara la fantasía. Este escucho la pesadilla del rey y espantado le dijo: ‘Mi Rey, significa que toda su familia morirá y usted se quedará solo. Eso significa la caída de sus dientes, la muerte de sus familiares’. El rey indignado y asustado por lo que había oído mandó a ejecutar a su mago.
En el palacio del Soberano servía un joven al que todos sabían que su abuelo era un sabio. El Monarca al enterarse le ordenó al joven que buscara a su familiar y este le diera la interpretación de su sueño. El joven asustado por lo que le pasó al mago anterior fue a buscar a su abuelo y lo llevó ante el Emperador para que interpretara la alucinación.
El abuelo sabio se paró frente al Rey y escuchó atentamente el sueño. Cuando terminó, el viejo sabio sonrió alegremente y le dijo: ¡‘Los dioses lo bendicen mi Rey, usted será el único sobreviviente de su familia, usted será el único heredero y dueño de la fortuna’! El rey al oír eso se alegró y le dijo a sus súbditos que premiara con oro, comida, ropa y muchas cosas al venerable anciano.
Cuando el veterano procedía a retirarse su nieto le preguntó: ‘¿Abuelo, por qué el Rey te premió y se alegró con lo que le dijiste? si fue lo mismo que le expresó su anterior mago y a él lo ejecutaron’. Ahí es donde le responde: ‘Hijo mío, no es lo mismo que yo tenga un diamante en bruto y te lo arroje a tu rostro rompiendo tu nariz, a que agarre ese diamante, lo pula y te entregue una piedra preciosa y radiante’.”

Es cierto, el sabio le había dicho exactamente lo mismo al Rey que su anterior mago, pero se lo dijo de otra forma.

Con esto quedó comprobado amigos míos que para lograr lo que queremos en nuestras vidas tenemos que saber cómo decir nuestro contenido. A veces caemos en la inexperiencia a la hora de comunicarnos, queremos convencer a alguien por la fuerza y no podemos a pesar de que nuestro contenido es bueno, solo que olvidamos el pequeño detalle de la persuasión.

Cuántas peleas entre amigos, familiares, parejas, vecinos e incluso países que se fueron a la guerra pudieron haberse evitado simplemente por no tener en cuenta la forma en que se expresaban.

Por eso siempre será mejor saber cómo decir las cosas que simplemente solo decirlas. Les ha hablado el colmillo despidiéndome y deseándoles un buen inicio de semana.

No hay comentarios:

Publicar un comentario