"Sea como fuere lo que pienses,
creo que es mejor decirlo con buenas palabras"
William Shakespeare
Hola amantes de la verdad, bienvenidos a un nuevo versus.
Esta vez les hablaré de dos cosas que tenemos que tener muy en cuenta a la hora
de decir algo. Muchas veces en una entrevista de trabajo, en una relación
sentimental, de amistad, con la familia y demás tenemos que expresar nuestras
ideas, sentimientos, pensamientos, opiniones y puntos de vista.
Pero cuál es el problema a la hora de hacerlo, que lo decimos
mal o no lo decimos como queremos. A lo largo de la carrera que he estudiado
aprendí que definitivamente es importante lo que se dice, el contenido, pero
más importante aún es cómo lo digo, la forma. Para esto quisiera contarles una
pequeña historia:
“Hace mucho tiempo en
un reino lejano un rey muy rico que tenía muchas posesiones, súbditos, mujeres
y todo lo que uno puede desear, mientras dormía tuvo un sueño, un sueño en el
cual se veía a sí mismo en un espejo, cuando de repente se le empezaron a caer
los dientes uno por uno, hasta que solo se quedó con uno. Inmediatamente
despertó asustado e intrigado por el sueño, pues quería saber qué significaba.
Para eso convocó a su mago y profeta personal para que le interpretara la fantasía.
Este escucho la pesadilla del rey y espantado le dijo: ‘Mi Rey, significa que
toda su familia morirá y usted se quedará solo. Eso significa la caída de sus
dientes, la muerte de sus familiares’. El rey indignado y asustado por lo que
había oído mandó a ejecutar a su mago.
En el palacio del Soberano
servía un joven al que todos sabían que su abuelo era un sabio. El Monarca al
enterarse le ordenó al joven que buscara a su familiar y este le diera la
interpretación de su sueño. El joven asustado por lo que le pasó al mago
anterior fue a buscar a su abuelo y lo llevó ante el Emperador para que
interpretara la alucinación.
El abuelo sabio se paró
frente al Rey y escuchó atentamente el sueño. Cuando terminó, el viejo sabio
sonrió alegremente y le dijo: ¡‘Los dioses lo bendicen mi Rey, usted será el
único sobreviviente de su familia, usted será el único heredero y dueño de la
fortuna’! El rey al oír eso se alegró y le dijo a sus súbditos que premiara con
oro, comida, ropa y muchas cosas al venerable anciano.
Cuando el veterano
procedía a retirarse su nieto le preguntó: ‘¿Abuelo, por qué el Rey te premió y
se alegró con lo que le dijiste? si fue lo mismo que le expresó su anterior
mago y a él lo ejecutaron’. Ahí es donde le responde: ‘Hijo mío, no es lo mismo
que yo tenga un diamante en bruto y te lo arroje a tu rostro rompiendo tu
nariz, a que agarre ese diamante, lo pula y te entregue una piedra preciosa y
radiante’.”
Es cierto, el sabio le había dicho exactamente lo mismo al
Rey que su anterior mago, pero se lo dijo de otra forma.
Con esto quedó comprobado amigos míos que para lograr lo que
queremos en nuestras vidas tenemos que saber cómo decir nuestro contenido. A
veces caemos en la inexperiencia a la hora de comunicarnos, queremos convencer
a alguien por la fuerza y no podemos a pesar de que nuestro contenido es bueno,
solo que olvidamos el pequeño detalle de la persuasión.
Cuántas peleas entre amigos, familiares, parejas, vecinos e
incluso países que se fueron a la guerra pudieron haberse evitado simplemente
por no tener en cuenta la forma en que se expresaban.
Por eso siempre será mejor saber cómo decir las cosas que simplemente solo decirlas. Les ha hablado el colmillo despidiéndome y deseándoles un buen inicio de semana.
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